Hoy he visto la cara de una mujer desesperada porque había perdido a su perro, he oido sus lamentos. Corría de un lado a otro, despavorida, buscándolo, haciendo todo lo posible para recuperarlo, como de si su hijo se tratara. No lo había llevado en su vientre, no lo había parido y no lo había alimentado con sus pechos.
¡Que no haría una madre por sus hijos!
Mamá, cuando te casaste pariste año tras año, durante seis años, tuviste seis crias. Cada una con nuestros problemas, nuestros secretos y nuestras dificultades.
Nadie te enseñó a ser Madre. Lo hiciste lo mejor que supiste, lo sigues haciendo lo mejor que sabes. Así lo hacemos todas.
Casi cien años y un sinfín de reproches te pesan en la espalda. No uno, ni dos, ni tres. Seis hijos. Seis tandas de reproches.
Mi espalda, aunque menos que la tuya, también esta cargada de años y de algunos reproches. Los hijos nunca estamos contentos.
Nadie te enseñó a ser madre.
Nadie me enseñó a ser madre.
Retrato de mi madre. Lápiz sobre papel.