Mi Lugar de Trabajo: #Yo me quedo en casa

Muchas veces he subido a las redes dibujos hechos desde mi lugar de trabajo (mi clínica dental de calle Santa Lucía, en el edificio de al lado del que viví con mis padres). Múltiples versiones de la torre de la Iglesia de los Mártires, de los tejados de sus capillas laterales y de su nave central, la parte trasera de la iglesia del Santo Cristo y del Museo Carmen Thyssen, así como distintas panorámicas de Málaga oeste forman parte de ellos. Pero nunca había mostrado mi espacio de trabajo.

Tengo una consulta de la que soy propietaria y trabajo con la ayuda de una auxiliar. Aunque la clínica en su conjunto es modesta, tengo un gabinete amplio, con mucha luz y unas vistas privilegiadas para estar en el centro de Málaga.

LLevo allí casi treinta años, haciendo las cosas lo mejor que sé, atendiendo a pacientes y soportando la enorme competencia de las grandes cadenas dentales contra las que es difícil luchar. Tanto mi auxiliar como yo trabajamos con bata, guantes, mascarilla y gafas. Limpiamos el sillón entre pacientes, nos lavamos las manos, desinfectamos superficies y esterilizamos el instrumental en autoclave. Estos días, cuando el coronavirus está tan de actualidad, lo hemos hecho aún con mas dedicación si cabe.

En general no le tengo miedo ni aprensión a las enfermedades, pero tengo una profesión muy delicada, pues en muchos casos trabajo con mi cara a escasos veinte centímetros de la cara de los pacientes, con el riesgo de contagio que eso conlleva. Ayer, jueves doce de marzo, pensé que no valía la pena poner en riesgo nuestra salud, ni la mía ni la de mi auxiliar, y decidí limitar al máximo las visitas de mis pacientes. Decidí anular citas, dejando solo aquellas que no podían esperar. Para la semana que viene había concentrado las citas en un solo día, supeditando su cancelación según los acontecimientos que sucedieran a lo largo del fin de semana. He dado días libres a mi auxiliar y también a la empleada de hogar para que permanezcan en su casa.

Siempre había dicho que no quería contagiarme del virus, no por mí, sino por no transmitírselo a mi madre ni a mi hermana. Me siento joven para afrontarlo, pero ayer tuve miedo. De repente fui consciente de que tanto mi marido como yo tenemos edad de "abuelos", de esos abuelos indeterminados a los que hace mención la televisión continuamente como grupos de riesgo.

Creo que he hecho lo que debía y lo hice antes de que el Presidente del Gobierno decretase el "estado de alarma".

Quiero seguir estando entre los vivos y no formar parte de las estadísticas del coronavirus. Así que yo me quedo en casa.

#yomequedoencasa

March 14, 2020

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