Mi Lado de la Cama

Habíamos comprado una cama de 135 cm y una almohada larga de esa misma medida. Cuando volvimos del viaje de novios yo me instalé en el lado izquierdo de la cama, según se mira desde los pies a la cabecera, en el lado de la habitación donde está el armario. Después de varios días descubrimos que lo mejor era comprar dos almohadas individuales y así evitaríamos que cada uno tirara para un lado, dejando al otro sin parte de almohada. Pocos días después se me pasó por la cabeza que en caso de tener un niño (algo que ocurrió dos años más tarde) tendría que poner una cuna a mi lado y eso impediría abrir la puerta del armario, así que me cambié de sitio.

De eso hace treinta y cinco años ya. Desde entonces (aunque ya no duerma con bebés a mi lado), vaya donde vaya me instalo en el lado derecho de la cama, según se mira a la cabecera. Lo hago como algo mecánico, que casi he grabado en mi ADN y que es fruto de mi espíritu previsor, de mi actitud de querer ir por delante de las cosas en la vida y no por detrás (algo que no se si será bueno o malo), pero sobre todo de la educación recibida, con todos sus condicionamientos.

Algo parecido me ocurre cuando nos reunimos a comer, suelo sentarme en el sitio mas cercano a la cocina. Pues sé que me tocará levantarme varias veces para atender a los demás. Aunque tengo que confesar que últimamente estoy empezando a sentarme en las sillas más alejadas de la puerta. De ese modo, a veces, consigo que otros se levanten.

Quizás también sea el momento de cambiar el lado en el que duermo.

March 8, 2020

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