La Ropa del Bebé

Me emocioné al planchar la ropita de bebé que con tanto cariño he lavado para ti. Llevaba veintisiete años guardada, desde que Nono nació. No era consciente en ese momento de los recuerdos que esos pantaloncillos y blusitas guardarían durante tanto tiempo.

Mientras planchaba caían por mis mejillas lágrimas de añoranza y un sentimiento de impotencia por no poder parar el tiempo y mucho menos volverlo atrás, me invadió el cuerpo.

Tú, Gloria, fuiste la primera de los nietos que viniste a esta familia. Todos te acogimos con gran alegría, como se acoge a todos los primogénitos y también, como todos ellos, adquiriste unos “derechos” que no tuvieron los demás.

Fuiste la primera en ser esperada, querida, mimada y cuidada. Y aunque muy pronto, cuando tenias trece meses, fuiste destronada como hija, nieta y sobrina única, supiste mantenerte en tu lugar.

A mi me eligieron para ser tu madrina y lo soy gustosamente con todo lo que ello conlleva. Y ahora, después de treinta y tres años tengo que demostrarlo mas que nunca. Estoy encantada de hacerlo.

Pronto tendrás a tu bebé, un varón, tan bienvenido como tu y que será el primer bisnieto de esta familia. Lo esperamos con impaciencia y, como nos ocurrió contigo, estamos deseando quererlo, mimarlo y cuidarlo.

Ya he dicho en algunas ocasiones que vosotros, los hijos de mi hermana, sois como mis hijos. Por ello, y sin querer desplazar a tu madre del lugar que le corresponde ni “robarle” ni una pizca del cariño que a ella y solo a ella le pertenece, quiero cuidarte como a mi hija. Y como se dice y se siente en estos casos lo que queremos todos es que el nuevo Javier que viene a este mundo venga bien. De lo demás ya nos ocuparemos los demás.

Seguro que este niño traerá mucha alegría a la familia y con que tenga solo la mitad de tu belleza interior nos conformamos.

August 19, 2017

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