Dedicado a mi padre.
Escrito el 10 de AGOSTO DE 2014. 7,15 de la mañana.
Siempre hacemos buenos a los que se van, será por la costumbre de apreciar las cosas y las personas cuando no las tenemos.
Por eso hoy quiero valorar “la ausencia”. Hoy doy las gracias a mis padres porque, aunque no me preguntaron si quería nacer, tuve la suerte de hacerlo en una familia diferente –diferente para aquellos años y diferente para los que corren.
Una familia donde se puede hablar de todo y de todos, donde cada uno de nosotros hemos luchado por aquello que creíamos que queríamos, donde hemos aprendido a valorar la importancia de la amistad, de ayudar a los demás, de saber que el dinero no es lo mas importante.
Creo que todos nacemos iguales y lo que nos hace diferente es nuestro orden de “prioridades” en la vida.
Por eso hoy mas que nunca siento tu ausencia presente, te recuerdo cada día, te admiro y recorro por mi mente también tus defectos. Te fuiste pronto, pero quizás para ti fue el momento oportuno. Hablo contigo a menudo, y así he aprendido a conocerme, a recordar tu sonrisa cuando mas me “enrabietaba”.
Sufro por dentro. Pero eso me da fuerzas. Y con ellas lucho por mis hijos, a los que creo he podido transmitir también que en la vida hay que luchar, que podemos hablar de igual a igual, que nadie es superior pero tampoco inferior que uno.
Con eso ya estoy contenta (aunque sea tan inconformista como siempre).
A vosotros (mis hijos), os aconsejo que os conozcáis, que os cuestionéis todo, que miréis primero dentro de vosotros antes de culpar a nadie de nada. Es cierto, la verdad os hará fuertes, os hará libres –pero una verdad estudiada y comprendida.
No dejéis temas pendientes, estudiadlos día a día, comprendedlos, aceptadlos, defendedlos –eso os hará diferentes. Tenéis que llorar y reír, que trabajar y vivir, que tener y compartir.
Gracias papá y mamá.