Después de varios años sin visitar este pueblo ayer, y sin planearlo con mucha antelación, fuimos a comer el "típico chivo" a Canillas de Aceituno, un pueblo de La Axarquía malagueña coronado por el Pico de La Maroma.
Dada la tranquilidad de la plaza y el solecito que daba en el banco donde me senté aproveché para hacer un dibujo, el de la torre de la Iglesia del Rosario, pero haciendo protagonista al farol que preside la plaza. La iglesia, de estilo gótico-mudéjar fue construida sobre la antigua mezquita en el siglo XVI y reformada en el siglo XIX.
Creyendo que no iba a ver a nadie conocido por un momento me dió la sensación de estar en Calle Larios, en las escasas dos horas que estuvimos allí nos encontramos al menos con cuatro personas conocidas, gente que viviendo cerca de mí hacía tiempo que no veía.
Mientras dibujaba me acompañó una lugareña, que conforme me contaba su vida sin que nadie le preguntara, se iba enterando de la mía. Encarnación y su perra Canela estuvieron sentadas a mi lado casi desde el principio.
Pero lo más curioso para mi ha sido descubrir que el nombre de Canillas de Aceituno no proviene de la plantación de olivos de la zona. Este nombre esta compuesto por dos vocablos, "canillas" que procedente de la época romano-visigoda hace referencia a los cañaverales del terrreno, y "aceituno", que proviene de la palabra árabe azzeytum, dado que los moriscos que se asentaron allí se dedicaron a la producción y venta de seda -azzeytum.