Hoy día tenemos tanto dónde elegir que, a veces, nos ocurre como cuando a los niños le hacemos muchos regalos de reyes o por su cumpleaños y no saben por dónde empezar a abrirlos.
Podemos elegir entre un millón nuestra ropa, nuestros muebles, nuestra comida, nuestros amigos, un sinfín de cosas. Unos preferimos unas cosas y otros otras diferente.
Por ejemplo, yo prefiero el sabor de una carne cocinada a la brasa de una barbacoa que en una hornilla de gas.
Prefiero una tortilla de patatas o un puchero a fuego lento hechos en una hornilla de gas y no en una vitrocerámica.
Prefiero unas lentejas en una vitrocerámica y no en la Thermomix.
Prefiero cocinar en una Thermomix y disponer de tiempo para hacer otras cosas mientras la máquina cocina sola.
Pero sobre todo prefiero el calor humano al calor de una chimenea o de unas brasas.
Lo que ocurre que los tiempos en los que transcurre nuestra vida son los que marcan nuestra forma de actuar. Ahora debemos conformarnos. Afortunados los que vivimos acompañados de nuestros seres queridos, aunque padezcamos esa "sed de piel" que yo nombraba en mi post del quince de febrero, Un-Abrazo Virtual1. Disfrutemos del calor humano.
Un Abrazo Virtual. Lourdes.AC. ↩