Mientras subo por la escalera el polvo de grafito se ordena sobre los lienzos formando líneas, trazos mas o menos torpes o acertados que atrapan mi mirada.
Ahí están los dos. Él con un porte casi imperial, cabeza bien erguida y ojos que me siguen con la mirada a modo de efecto óptico -como en el cuadro de Holbein que tanto le atraía de pequeño-. Ella con gesto tranquilo, pose de modelo, mirada comprensiva, contenta.
Los dos me dan compañía y los miro siempre que subo y siempre que bajo las escaleras. Lo hacemos juntos, siempre lo hemos hecho.
Dibujos de 2015