Serie de retratos en acrílico y óleo en blanco y negro. Realizada en dos fases.
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Esta obra está dedicada a mi hijo Nono. Representa una etapa de mi vida, relacionada con el llamado nido vacío, que trata de plasmar lo que siento cuando él se va a estudiar fuera de casa, en el año 2011.
La obra consta de una serie de retratos de mi hijo, pintados con acrílico y óleo en blanco y negro. Está realizada en dos etapas.
Consta de tres cuadros y represento el paso del tiempo donde pasado, presente y futuro se confunden. En algunas zonas de los cuadros hago un barrido de la pintura, para dar sensación de movimiento.
Pasado y Presente
Óleo sobre tabla 80 x 105 cm
Futuro
Óleo sobre tabla 80 x 105 cm
Consta de cinco cuadros, en el primero represento la imagen mirando de frente, pero con la cabeza ligeramente girada hacia la derecha, con el encuadre cortado a la altura de los hombros. A partir del segundo cuadro, amplío la imagen y muestro el rostro más centrado aún, ocupando todo el encuadre e incluso no pinto la cara entera en el lienzo. En los cuadros sucesivos la imagen va girando la cara llegando casi a desaparecer el rostro en el último, creando una secuencia que narra mis sensaciones.
Acrílico sobre lienzo 114 x 89 cm
Acrílico sobre lienzo 114 x 89 cm
Acrílico sobre lienzo 114 x 89 cm
Acrílico sobre lienzo 114 x 89 cm
Acrílico sobre lienzo 114 x 89 cm
En realidad, la imagen de mi hijo se convierte en una especie de obsesión, algo que en su trasfondo muestra el miedo a perderlo, y el deseo de querer guardar su esencia, lo que perdura de las personas cuando su presencia se aleja en el recuerdo.