¿Soy Feminista?

De niña me sentía incómoda con algunas cosas que sucedían a mi alrededor. No comprendía por qué algunas relaciones familiares se desarrollaban bajo una formato de mandato por parte del hombre hacia las mujeres.

Claramente apreciaba la servidumbre de las mujeres hacia los hombres. Ellas, convencidas o no, hacían todo lo posible para contentar al varón.

Siempre me ha gustado tener acceso a todas las posibilidades que había a mi alrededor, sin tener que catalogar el acto de masculino o femenino. Nunca he comprendido la desigualdad de oportunidades. Confieso que, en alguna ocasión, he deseado haber nacido hombre, pero no sexualmente hablando, sino para tener el trato de privilegio que a veces he observado hacia ellos por parte de otros.

Con el tiempo comprendí que la solución no era desear un cambio de género sino actuar como mi mente me dictara en cada momento; en raras ocasiones me he puesto freno para realizar lo que quería. Creo que como resultado me he convertido en una persona bastante completa. Necesito de los demás, pero soy capaz de resolver los problemas que se presentan a mi alrededor, tanto domésticos como profesionales.

Nunca me he considerado feminista. He defendido a la persona como tal sin saber qué tenía entre las piernas. Pienso que hay muchas cosas por la que hombres y mujeres podemos ser diferente, pero la mayoría son fruto de una educación mal entendida, de no considerar a la persona como un todo.

A lo largo de mi vida he defendido casi las mismas cosas, aunque a veces he cambiado de forma de pensar o quizás no he pensado igual que las personas de mi entorno, no lo sé.

No me considero mejor ni peor, pero si abierta a aceptar a los que piensan diferente a mí y quiero que me acepten a mí como soy.

No hay un prisma único bajo el cual mirar las cosas.

Escrito el 7 de marzo de 2019.

Retrato a lápiz sobre papel, año 2015.

March 6, 2021

Writing