Salir del Armario

Estudié la carrera de Bellas Artes en Málaga. Lo hice a pesar de las críticas de algunos de mis amigos acerca del sistema de enseñanza de nuestra facultad, que apostó por tener una directriz conceptual, sacrificando otros modos de enseñar propios de otras facultades de Bellas Artes. A priori no era mi intención desarrollar esa parte del arte que intenta justificar la obra y cargarla de un concepto que el público, a menudo, no entiende o no capta. Yo lo que quería era practicar mis habilidades y estar en contacto con el arte, así que tampoco tenía especial interés en acabar la licenciatura.

Poco a poco fui introduciéndome en las diferentes materias curriculares y aprendí a realizar obras que partían de mi interior y que a su vez eran capaz de conmover o emocionar a los demás. Aprendí eso tan manido de oír como es conocerse a uno mismo. Investigué mi vida, el por qué de mi forma de actuar o de pensar y para llegar al fondo de las cuestiones, con frecuencia, me situaba en mi infancia. Era como un ejercicio freudiano, de psicoanalizarme, estudiarme, comprenderme e incluso perdonarme muchas cosas de las que me había sentido culpable a lo largo de mi vida.

Por mi edad compartía con los jóvenes una experiencia que ellos no tenían y por mi forma de ser aportaba una gran disciplina en el trabajo. Así que fui bien considerada en la facultad y acabé mi licenciatura con buenas notas. Combiné mis estudios con mi trabajo, si trabajaba por la mañana iba a la facultad por la tarde y viceversa, y dedicaba gran parte de la noche y fines de semana para realizar tareas teóricas-prácticas y de investigación.

Conforme pasaba el tiempo me daba cuenta de que, aunque nunca sobra que te enseñen directamente cosas tan simples como empezar un cuadro, las proporciones de una cara, nociones de perspectiva, etc. lo que más valor tiene es aprender a pensar, conocerte, investigar los temas que a cada uno le interesan y aportarlo a tu obra, adquiriendo una capacidad de plasmar tu personalidad en ella. Lo demás, la tarea de oficio, se alcanza con el trabajo continuo, diario, y así se va consiguiendo un buen aprendizaje. Aunque para ello hay que tener unas nociones básicas de las que partir. Estoy muy agradecida a mis profesores, y a día de hoy sigo teniendo contacto con algunos de ellos.

Durante el tiempo de la carrera apenas comentaba a lo que me dedicaba fuera de mi profesión. Varios años después de acabar la licenciatura empecé a llevar mi obra a la consulta y a comentar con mis pacientes a que me dedicaba en mi tiempo libre. En cierta medida fue como "salir del armario", descubrirme ante los demás. A día de hoy todavía se sorprenden algunos pacientes cuando buscan en internet mi teléfono o dirección de la consulta y se topan con mi página web donde pueden apreciar parte de mi obra.

Autorretrato de 2016

Escrito el 10 de julio de 2019

September 21, 2019

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