Mi Hermana Cumple Diez Años

Mi hermana nació en el año mil novecientos cincuenta y siete, pero hoy vuelve a cumplir diez años. Mi relación con ella siempre ha sido de admiración y he seguido sus pasos en muchas ocasiones. Tanto de niñas como de adolescentes nuestra relación casi se limitó a saber que ahí estábamos la una para la otra.

Cuando ella se casó y se fue de la casa de mis padres yo supe que también tenía que marcharme, así que las dos nos casamos en el mismo año; con poca diferencia de edad tuvimos a nuestros hijos que se criaron juntos, como si fueran hermanos; yo en rara ocasión dejaba a mi hermana atrás en mi pensamiento y la llamaba para que hiciéramos juntas un montón de cosas. Me sentía sola cuando ella no estaba. A sus hijos los quiero como a los míos y siempre he tenido un gran apoyo en ella y ella en mi.

He contado muchas veces esta historia pero nunca antes la había escrito: tal día como hoy, el veintisiete de diciembre de hace ya diez años, habíamos quedado para ir a comprar los regalos de Reyes. Hablamos a las dos y media de la tarde para quedar, ella estaba un poco contrariada, tenía bastante tarea en casa. Le dije: "comed prontito que voy a recogerte temprano". Esas fueron mis últimas palabras con ella en su otro cuerpo.

A la media hora de esa conversación mi sobrina Gloria me llamó por teléfono y me dijo que su madre tenía la tensión alta y que su padre estaba trabajando. Dejé la comida que estaba preparando y Manolo y yo salimos con premura, aunque en ningún momento durante los escasos diez minutos que tardamos en llegar a su casa, me imaginé lo que allí me iba a encontrar: mi hermana tumbada en el suelo del cuarto de baño, con movimientos lentos y torpes, y queriendo levantar la tapa del water para vomitar y no mancharlo. No respondía a estímulos, no hablaba y no se daba cuenta de que la tapa ya estaba levantada. En pocos minutos y mientras yo le secaba el pelo para que no se enfriara perdió la consciencia, sus pupilas se dilataron y dejó de moverse. Mi sobrina ya había llamado a la ambulancia pero no llegaba. Fueron unos minutos eternos y entre Manolo y yo la levantamos y la echamos en su cama, yo no quería que mi hermana muriera en el suelo. Llegaron mi hermano Lorenzo y mi cuñado Miguel y también la ambulancia.

La trasladaron a Carlos Haya donde llegó con una emergencia hipertensiva debido a una hemorragia cerebral por rotura de un aneurisma de la arteria cerebral media, del cual no conocíamos su existencia. Allí le salvaron la vida. La operación, una craneotomía del lado derecho de la cabeza para cohibir la hemorragia, duró mas de tres horas durante las cuales no paré de llorar. Ya han pasado diez años de ese horrible suceso y todavía sigo pensando por qué le pasó a ella y no a mí.

(Escrito el 27 de diciembre de 2018)

February 10, 2019

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