Mi Camino de Santiago

Capítulo I: La Ida

He asistido al Encuentro Internacional de Cuadernos de Viaje Compostela Ilustrada que ha tenido lugar del día ocho al once de noviembre en Santiago de Compostela.

Aterricé en el Aeropuerto de Lavacolla el miércoles día siete por la tarde. En autobús fui al centro de la ciudad y desde allí y, con la ayuda de Google Maps, llegué a la Hospedería San Martín Pinario, un emblemático edificio, antiguo seminario situado en la Plaza de la Inmaculada. Un lugar muy céntrico hoy frecuentado por peregrinos, un gran número de curas y monjas, y personas como yo, que he ido de vacaciones a pasar el fin de semana junto a otros "sketchers" –compañeros de batalla– entre los que se encuentran Juan y Gloria (la que me recomendó la hospedería).

He pasado allí cuatro días participando en el evento. Uno de ellos estuve con jaqueca y junto a la lluvia y viento que hacía me vi obligada a estar todo el día recluída en el hotel. Ya entrada la noche no pude aguantar más y salí a la puerta de la hospedería a ver la calle. Desde el tranco de la entrada, donde se notaba el fuerte viento y me salpicaban gotas de agua en la cara, se podían contemplar dos torres de la catedral que se alzaban esbeltas bajo la lluvia, rodeadas por un grandioso cielo morado en todas sus gamas, del que con mis pinceles pude plasmar apenas un esbozo. No me podía quedar sin dibujar la noche, esa noche de Santiago que nunca olvidaré.

Al acabar las jornadas y, junto a la sensación de tristeza de pensar en algo bueno que termina, me he traído para Málaga una inmensa alegría. He conocido a los ponentes que elegí para cada uno de los talleres, Juan Linares, Joaquín González Dorao y Alfredo Ugarte -Urumo-, los tres encantadores y también (aunque más de pasada) al resto de los ponentes. He tenido la suerte de oír la magistral charla de Mariscal –todo un showman. Y he conocido a gente con la que, aunque haya tenido una relación de pocos días, parece que conozco de toda la vida. Sobre todo tres "pedazo de Artistas" con mayúsculas, por los que siento gran afecto: El gallego Carlos Castro, un joven ilustrador, de Vigo, que llegará muy lejos; Juan Carlos Rodríguez, de Cáceres, estupendo dibujante; y Juan Llamas (o mejor dicho "John Flames", como hace llamarse y reza en sus tarjetas de visita) un asturiano que creo tiene un gran corazón y del que es admirable la calidad de los trazos de sus dibujos.

Esos días me he sentido viva, me he sentido libre, me he sentido capaz. He dibujado lo suficiente, me ha grabado dibujando la televisión y he salido en las noticias de Telecinco y, lo más importante, es que he llenado por completo el saco de "fuerzas para seguir adelante".

Mi cabeza y mi cerebro están en fase de "brainstorming" y mi corazón se siente más joven que nunca. He ganado ilusión y espero que ésta sea duradera; quizás el apóstol Santiago haya intervenido en algo.

Capítulo II: La Vuelta

Viajando con Vueling había visto en varias ocasiones que en su revista de entretenimiento –Ling– hay un apartado para escribir una historia a modo de "cadáver exquisito", pero nunca he visto nada escrito en ellas. En la cabecera de la página figura "La historia que escribes tú" y empieza un relato con la siguiente frase: Hola, dijo el gusano que se escondía dentro de la manzana.

Alguna que otra vez había sentido el impulso de escribir algo, pero el hecho de pensar que nunca iba a poder leer la historia completa me echaba para atrás. Ayer, volviendo de Santiago de Compostela, decidí hacerlo, pero no solo escribí una frase como decía la introducción en la revista sino que escribí una pequeña fábula, y en vez de dejarla en el avión me la traje para mí y para aquellos que a través de éstas líneas queráis leerla. Dice así:

Hola, dijo el gusano que se escondía dentro de la manzana. Llevaba mucho tiempo reteniéndolo y ahora tenía ganas de salir. De repente me había convertido en manzana, yo misma era la manzana que Adán quería comerse. Mi raciocinio constante me hizo volver a ocultar ese gusano que llevo dentro, pero antes de esconderse lo dejé decir unas palabras y me despedí de ti diciéndote –amor– a pesar de que hacía apenas unas horas que te había conocido.

Escrito el 12 de noviembre de 2018.

Sketches de Compostela Ilustrada, Lourdes Alonso Carrión

November 18, 2018

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