A veces suceden cosas a las que les damos explicación al cabo de un tiempo.
Estoy de vacaciones y he venido a Boston a ver a mi hijo. Aquí la gente tiene la costumbre de dejar en la calle las cosas que ya no necesita, objetos personales, muebles, etc. Esta mañana cuando íbamos a la Estación de metro de Central Square me han llamado la atención unas escuadras de madera, de esas de Ikea que son bastante resistentes, que estaban apoyadas en un árbol, me he quedado mirándolas y he pensado que si fuese en el camino de vuelta las hubiera cogido para llevármelas.
Hemos estado todo el día pateando las calles de Boston y al volver a la casa nos hemos encontrado con la sorpresa de que la balda de la alacena donde mi hijo pone su comida se había caído, se le han soltado las escuadras y toda la comida que había encima ha ido a parar al suelo.
Lo primero que he pensado es en lo bien que hubieran venido las escuadras de Ikea que había visto en la calle.
De vez en cuando hay que dejarse llevar por las corazonadas.