Esas Pequeñas Cosas
En este tiempo que nos ha tocado vivir tenemos a nuestro alcance un sinfín de cosas y entretenimientos, de tal manera que necesitaríamos al menos otra vida para poder disfrutar de todos ellos. Personas como yo, que tenemos la mente ocupada en todo momento, (no se deciros por qué) pasamos de una actividad a otra continuamente, intentando hacer algún día "algo grande".
De vez en cuando debemos parar. Parar para ver qué tenemos delante de nosotros. Mirar y ver un poquito no más allá sino más cerca. Quizás delante de esa rosa que crece en nuestro jardín descubrimos un pequeño animalito, algún ser curioso y gracioso que es digno de nuestra atención.
Por eso hoy, en vez de querer hacer grandes cosas, decido disfrutar de las "pequeñas cosas", esas que tenemos delante de nosotros a diario y que no solemos valorar o que encontramos de repente, por azar. No nos paramos a pensar qué nos aportan en nuestro día a día.
Eso me hace mirar de forma diferente unas simples tijeritas de cisne, de bordado, que me transportan a Warnemünde, donde las compré, una ciudad alemana que visité el verano pasado cuando hice un crucero por el Mar Báltico. O el dedal dorado que estoy usando y que compré en un mercadillo de Tavira. Así, mientras bordo mis sketches, no sólo rememoro el día y lugar que los dibujé, sino también las ciudades donde compré esos objetos. O una fotografía encontrada de repente que me conmueve porque, sobre ella o en su reverso, tiene la firma de mi padre.
Viajo con la mente a través de los pequeños objetos que me rodean. Y de eso se trata, de valorar cada una de las pequeñas cosas que manejamos a diario. Cientos de cosas, que nos recordarán otras tantas experiencias o personas, lo que vivimos con ellas, lo que hablamos, tal vez la música que oíamos mientras ocurrían esos hechos. Eso nos llenará de placer.
Ya nos lo cantaba Serrat en su canción Esas pequeñas cosas:
Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón. Como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve
¿Os pasa a vosotros algo de esto?
