Crepúsculo Blanco

Recorro con la mirada el perfil de la casa que tengo enfrente intentando reproducir la correcta verticalidad de sus lados, la inclinación de su tejado, sus ventanas y el resto de sus detalles. No puedo dejar de dibujar con mi mente, que trabaja más rápido que mi mano.

Veo los círculos del cielo estrellado de Van Gogh bordeando las cubiertas de las edificaciones y sus grandes cipreses, de color verde oscuro, en algunas zonas casi negro, señalando con sus copas lo inalcanzable, lo infinito. Equiparo los mirlos de mi jardín con sus cuervos en el trigal. Lloro de emoción.

Pienso que quizás tengo parte de su locura.

No existe dibujo visible, pues no existe papel, lienzo ni ninguna otra superficie para plasmarlo. Tan solo yo puedo verlo. Sólo deseos incumplidos. Miedos que quieren justificar que no puedo, que no sé o que ya es tarde.

Mientras tanto, el cielo me mira impasible, ya no es celeste, se ha convertido en un crepúsculo blanco con leves matices anaranjados, justo antes de convertirse en el azul de esta noche de verano.

Nunca imaginé que un papel y un lápiz podrían llenar mi alma.

¿Por qué no lo descubrí antes? Nadie me lo dijo.

Quizás sea otra excusa más en este paisaje desierto.

August 22, 2020

Writing